"Ningún éxito que ponga en riesgo la salud vale la pena"
Sabemos
que es uno de los grandes males de este siglo en los países desarrollados, y
que a todos nosotros, más o menos a menudo, ocupemos el puesto que ocupemos,
nos toca.
Pero, ¿qué sabemos realmente del estrés?
En
este post voy a contaros muchas cosas sobre el estrés que quizá no sepáis.
Veremos que el estrés no siempre es malo, y que no siempre es identificable a simple
vista, y que SIEMPRE hay que estar alerta para usarlo a nuestro favor, y tratarlo si se vuelve en contra.
Empezaremos
por un poco de etimología. Fijaos, estrés en mi profesión se utiliza para
indicar que un cierto material sometido a
una fuerza, tiene desde el punto de vista de la Resistencia de Materiales,
aguante a esa fuerza. De manera que de una forma u otra, partimos de la
base de que estamos sometiendo a nuestro cuerpo a un esfuerzo, probando inconscientemente si lo aguantará o no.
Seguimos.
El estrés en el mundo animal es un mecanismo de supervivencia. Todo animal,
ante una situación de peligro, se prepara para LUCHAR o HUIR. Dependiendo de
las características del animal y del tipo de peligro, reaccionará de una manera
u otra. Nosotros, ante una amenaza (o situación de peligro) no somos distintos.
En esos momentos prima la supervivencia.
Recopilemos lo visto de momento: Sometemos a nuestro cuerpo a un esfuerzo debido a la
presencia de una amenaza, ante la cual LUCHAMOS (nos enfrentamos) O HUIMOS.
Visto esto, ¿seguimos pensando que el estrés es malo? si es un instinto de
supervivencia, no puede ser malo ¿No? Aun tenemos el concepto muy verde. Seguimos.
Vamos
a ver unos ejemplos para afianzar términos: Alguien tiene intención de lanzarte un objeto. Cuando
percibes su movimiento, INSTINTIVAMENTE tu cuerpo tensa los músculos necesarios (se estresa) para moverte y evitar el impacto.
Otro
ejemplo. Caminando a oscuras por un callejón, el miedo a que aparezca alguien
inesperado nos prepara para el suceso (acelera nuestro pulso y nuestra respiración,
eleva la tensión arterial y tensa los músculos, y agudiza todos nuestros
sentidos). Exactamente los mismos síntomas que sufre un velocista segundos
antes de que el juez dé la salida en una carrera. El estrés prepara nuestro
cuerpo para huir.
Visto
así no parece que el estrés sea un problema. Entonces, ¿por qué es malo?
Derivado
de todo lo explicado hasta ahora, ante la aparición del estrés, pueden suceder
3 cosas.
1)
que la situación que ha provocado el estrés cese en un corto espacio
de tiempo, con lo que nuestro cuerpo recuperará el tono de reposo sin mayores
consecuencias. Este proceso se denomina ESTRÉS.
2)
que la situación que ha provocado el estrés no cese en un corto
espacio de tiempo, sino que se mantenga, sometiendo a nuestro cuerpo a una
tensión continua. En este caso, se denomina DISTRÉS.
3) que la situación que ha provocado el estrés no sea real (no digo que nunca
haya existido, sino que en el momento de comienzo de la situación de estrés no
estaba sucediendo). A este proceso se le denomina ANSIEDAD.
Ni que decir tiene que las dos últimas pueden dañar nuestro organismo.
En
nuestra vida diaria, hay situaciones estresantes por donde quiera que vayas:
atascos de tráfico, ruidos excesivos en la calle, demasiada carga de trabajo en
la oficina, problemas familiares, etc. Vamos a analizar rápidamente algunos de
ellos desde el punto de vista anterior.
En
un atasco, la sensación de impotencia de querer avanzar y no poder se convierte
en una fuente de estrés. Necesitas luchar/enfrentarte (conducir), y tu cuerpo está listo
para ello. Las piernas necesitan hacer presión sobre los pedales, las manos
cambiar de marcha y de dirección en el volante, los ojos miran sin cesar por
los espejos…. Pero no te mueves. Imposible huir, porque supondría dejar el
coche allí mismo y esperar a que cesara el atasco. Por eso hay gente que en los
atascos se cambia constantemente de carril (lucha) o decide salirse por la
primera salida y hacer muchos más kilómetros en rutas alternativas (huye).
Ruidos
excesivos nos hacen sobreestimular uno de nuestros 5 sentidos, y agudizar los
otros 4. Por eso nos duele la cabeza. Nuestro oído lucha por oír por encima del
ruido, y el resto de nuestros sentidos se esfuerzan (sobreesfuerzan) compensando la falta de oído estando alerta por si hubiera alguna situación de peligro que detectar.
En
cuanto a la excesiva carga de trabajo, para nosotros es el mejor ejemplo para explicar todo
esto. Cuando te encargan una tarea con muy poco margen de tiempo, pero que te ves
capacitado para cumplir, el estrés agudiza tu ingenio y tu cerebro es capaz de
crear muchos más pensamientos que en ningún otro momento del día. Incluso el
movimiento de tus dedos sobre el teclado del pc se perfecciona y eres capaz de
dar más pulsaciones por minuto de las que creías que podías escribir. El estrés se pone de tu lado
y te ayuda a rendir más. LUCHAS. Recordemos que esto no es un problema siempre
que la situación no se prolongue en el tiempo. En cambio, si de partida ya
sabes que no vas a cumplir los plazos, tu cuerpo sufre, porque sabes que luchando perderás
la batalla, y huyendo perderás el empleo.
Voy
a poner un ejemplo de ansiedad típico de estos desafortunados tiempos que corren. Has oído que
hay recortes en la empresa. Tienes miedo de que tú seas el siguiente. Temes que
perder el empleo suponga disminuir tu calidad de vida y la de tu familia, que
tendrás peor imagen socialmente, y que tú, preparado para LUCHAR/TRABAJAR,
tengas que conformarte con no poder hacer nada. Todo eso no ha sucedido, pero
tu cuerpo ha empezado a prepararse para ese suceso, que quizá nunca llegue a
suceder.
¿Qué
sucede cuando tu cuerpo, preparado para hacer frente a un peligro, no puede ni
huir ni luchar? Que SE INTOXICA
¿Cómo
podemos poner freno a este problema?
Aquí
os voy a dar otro punto de vista a las soluciones más empleadas en la medicina
contemporánea, a fin de haceros pensar.
Desgraciadamente,
los médicos tratan enfermedades, no
pacientes. Si esa intoxicación en tu cuerpo te eleva la tensión, te
ponen a dieta, te recetan pastillas y listo. Si te produce una úlcera, te tratan la úlcera. ¿Dolores
de cabeza? Analgésicos. ¿Insomnio? Tranquilizantes.
Lo
ideal sería que en primer lugar se buscara el origen de esa patología, para
remediar la CAUSA y no la CONSECUENCIA. Este punto es muy importante porque, de
no hacerlo así, la intoxicación saldrá por otro lado. Es como poner parches a un neumático viejo… De hecho, no es raro que tras solucionar, por ejemplo, los problemas
de tensión a través de pastillas, aparezca hipotiroidismo, colon irritable o
tics nerviosos… Y así, podemos tener a un paciente con toda una gama creciente
de patologías (eso si, todas muy bien tratadas), pero sin mejor solución que la de tratar su estrés.
Por
eso, y para concluir por hoy, os voy a contar algunas cosas que debéis hacer
para superar el estrés. Lo más importante es usar la INTELIGENCIA EMOCIONAL.
Como comenté en posts pasados, es necesario dedicar unos minutos diarios a
“ordenar” la cabeza, a priorizar, a entender el porqué, a anticiparse, a gastar
más tiempo en pensamientos felices y menos en los menos felices. Esto hay que entrenarlo a diario,
tal y como os comenté.
Como
apoyo para liberar la tensión acumulada hay gente que tiene la sana costumbre
de salir a correr o ir al gimnasio antes/durante/después de la jornada laboral.
Esto sustituye ese momento de LUCHAR/HUIR surgido en casa, en la oficina, en la
calle o en un bar, y que has acumulado en tu interior. Una dieta sana te ayudará a dormir mejor y a pensar mejor. Y
sobre todo RESPIRA. Seguro que miles de veces tienes la sensación de que estás
usando sólo el 20% de tu capacidad pulmonar, y de que la parte alta del pecho y todo el cuello te van a estallar. No es la corbata la que te aprieta. Es el estrés.
Respira hondo por la nariz, siente como tu pecho coge tanto aire que podría
reventar, y suéltalo por la boca despacio pero con fuerza, casi notando como al
pasar te raspa la garganta. En otra ocasión os contaré otros ejercicios para hacer en la oficina de manera disimulada.
Para concluir, os cuento que hace tiempo conocí en un aeropuerto al Dr. Horacio Verini. Es un gran médico argentino y un gran maestro en todo lo relacionado con el estrés. Os recomiendo su libro "Plántale cara al Estrés", con el cual disfruto y aprendo cada día más.
Respira,
respira, respira, respira, respira……