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jueves, 2 de febrero de 2012

EL COMERCIAL PERFECTO


“Le haré una oferta que no podrá rechazar”
Vito Corleone

A veces no basta con producir mejor y/o más barato que la competencia. En la mayor parte de los casos, el factor más importante para aumentar la venta de un producto se halla en el Plan de Marketing que se le asigna.

Vamos a dejar al margen la nueva ola de Social Media, porque por su especial relevancia quiero dedicarle un post entero. Me voy a centrar en la piedra angular del marketing clásico: El comercial.

El trabajo de un comercial puede impulsar o hundir el esfuerzo de toda una organización, así que debemos dejar de verles como uno más en la cadena productiva. Debe cobrar especial importancia en nuestra organización.

Tenemos tendencia a pensar que comerciales son sólo aquellos que trabajan de cara al público en suministros y comercios. Pero quizá sea la profesión más extendida de España, ya que cualquiera, realice el tipo de actividad que realice, termina vendiendo su producto, servicio, idea, etc. bien de manera interna en su propia organización o bien a clientes externos. Todos debemos desempeñar una labor comercial, sea cual sea nuestro puesto. Puede serlo el recepcionista de las oficinas (vende la primera imagen de la empresa), y lo es el Director General cuando tiene que cerrar un contrato multimillonario.

Si quieres ser un buen directivo debes ser el mejor comercial de la empresa: debes vender tus productos, tus ideas, tus decisiones, y sobre todo, debes ser capaz de reconocer a otro buen comercial para colocarlo en el puesto adecuado.

Aun así, después de todo lo escrito, en este post nos vamos a centrar en el comercial puro, o técnico comercial. Es decir, aquél cuyo cometido fundamental es vender. Y teniendo un cometido tan característico, sobra decir que no vale cualquiera para ocupar un puesto así. Supongo que ese mismo razonamiento lo has tenido en multitud de ocasiones al entrar en algún comercio y preguntar por un producto…

Pues bien, para identificar, contratar, ubicar y potenciar al comercial perfecto, debemos identificar en él (o ella) las siguientes cualidades principales:

- Conocedor del producto. Debe ser técnicamente perfecto. Debe conocer los puntos fuertes y puntos débiles de lo que vende, para poder facilitar asesoramiento técnico al cliente facilitando sólo la información útil para completar la venta. Esta cualidad se desarrolla en personas rigurosas, con un alto grado de profesionalidad y grandes dosis de curiosidad.
- Inteligente emocional. Debe saber empatizar con el cliente, para identificar exactamente sus necesidades y darles respuesta. El cliente tendrá la sensación de que le comprenden a la perfección, lo que creará un vínculo de confianza con el comercial. Como ves, hablo de ser empático y no de ser servicial. Nunca debe olvidar cual es su motivación máxima: vender el producto. Cuantas más veces, mejor
- Competitividad: Sólo así conseguirás tener un comercial que quiera superarse a sí mismo independientemente de los incentivos que le ofrezca la empresa. La competitividad es una cualidad presentada en personas ambiciosas (ojo, la ambición controlada y escrupulosa no es un defecto sino una virtud. Le diferencia de gente conformista).

Con estas 3 cualidades principales se desarrollan todas las demás. Por ejemplo: La honestidad en marketing se desarrolla desde la inteligencia emocional, y consigue fidelizar clientes, ya que mintiendo sólo conseguirás esa venta, y fidelizando podrás obtener una cartera de clientes más o menos regular. Planificador, negociador, creativo, son cualidades secundarias derivadas de las anteriores.

El respeto, tanto a clientes externos como a internos (compañeros), es una cualidad que debes exigir a cualquier trabajador, independientemente de la ocupación, al igual que la educación. En cambio, la educación como tal no es siempre tan necesaria para un comercial. Me explico. No es de extrañar que un buen comercial deba utilizar palabras soeces para adaptarse al lenguaje del cliente, ya que a mayor identificación, mayor posibilidad de éxito. Eso no quiere decir que no sea una persona educada. Digo que no se comporte educadamente con el cliente. De aquí se deriva que la educación con el cliente forma parte de la inteligencia emocional, ya que la versatilidad resulta fundamental para adaptarse a cada tipo de cliente.

Para concluir, un detalle importante. Deja participar a los comerciales en la elaboración del Plan de Marketing. Ellos son los que mejor conocen a los clientes, y seguro que te pueden aportar ideas interesantes.