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jueves, 16 de febrero de 2012

EL MAYOR ENEMIGO DEL TRABAJADOR: EL ESTRÉS


"Ningún éxito que ponga en riesgo la salud vale la pena"


Sabemos que es uno de los grandes males de este siglo en los países desarrollados, y que a todos nosotros, más o menos a menudo, ocupemos el puesto que ocupemos, nos toca. 

Pero, ¿qué sabemos realmente del estrés?

En este post voy a contaros muchas cosas sobre el estrés que quizá no sepáis. Veremos que el estrés no siempre es malo, y que no siempre es identificable a simple vista, y que SIEMPRE hay que estar alerta para usarlo a nuestro favor, y tratarlo si se vuelve en contra.
  
Empezaremos por un poco de etimología. Fijaos, estrés en mi profesión se utiliza para indicar que un cierto material sometido a una fuerza, tiene desde el punto de vista de la Resistencia de Materiales, aguante a esa fuerza. De manera que de una forma u otra, partimos de la base de que estamos sometiendo a nuestro cuerpo a un esfuerzo, probando inconscientemente si lo aguantará o no.

Seguimos. El estrés en el mundo animal es un mecanismo de supervivencia. Todo animal, ante una situación de peligro, se prepara para LUCHAR o HUIR. Dependiendo de las características del animal y del tipo de peligro, reaccionará de una manera u otra. Nosotros, ante una amenaza (o situación de peligro) no somos distintos. En esos momentos prima la supervivencia.

Recopilemos lo visto de momento: Sometemos a nuestro cuerpo a un esfuerzo debido a la presencia de una amenaza, ante la cual LUCHAMOS (nos enfrentamos) O HUIMOS. Visto esto, ¿seguimos pensando que el estrés es malo? si es un instinto de supervivencia, no puede ser malo ¿No? Aun tenemos el concepto muy verde. Seguimos.

Vamos a ver unos ejemplos para afianzar términos: Alguien tiene intención de lanzarte un objeto. Cuando percibes su movimiento, INSTINTIVAMENTE tu cuerpo tensa los músculos necesarios (se estresa) para moverte y evitar el impacto.

Otro ejemplo. Caminando a oscuras por un callejón, el miedo a que aparezca alguien inesperado nos prepara para el suceso (acelera nuestro pulso y nuestra respiración, eleva la tensión arterial y tensa los músculos, y agudiza todos nuestros sentidos). Exactamente los mismos síntomas que sufre un velocista segundos antes de que el juez dé la salida en una carrera. El estrés prepara nuestro cuerpo para huir.

Visto así no parece que el estrés sea un problema. Entonces, ¿por qué es malo?
Derivado de todo lo explicado hasta ahora, ante la aparición del estrés, pueden suceder 3 cosas.
1)    que la situación que ha provocado el estrés cese en un corto espacio de tiempo, con lo que nuestro cuerpo recuperará el tono de reposo sin mayores consecuencias. Este proceso se denomina ESTRÉS.
2)    que la situación que ha provocado el estrés no cese en un corto espacio de tiempo, sino que se mantenga, sometiendo a nuestro cuerpo a una tensión continua. En este caso, se denomina DISTRÉS.
3)    que la situación que ha provocado el estrés no sea real (no digo que nunca haya existido, sino que en el momento de comienzo de la situación de estrés no estaba sucediendo). A este proceso se le denomina ANSIEDAD.

Ni que decir tiene que las dos últimas pueden dañar nuestro organismo.

En nuestra vida diaria, hay situaciones estresantes por donde quiera que vayas: atascos de tráfico, ruidos excesivos en la calle, demasiada carga de trabajo en la oficina, problemas familiares, etc. Vamos a analizar rápidamente algunos de ellos desde el punto de vista anterior.

En un atasco, la sensación de impotencia de querer avanzar y no poder se convierte en una fuente de estrés. Necesitas luchar/enfrentarte (conducir), y tu cuerpo está listo para ello. Las piernas necesitan hacer presión sobre los pedales, las manos cambiar de marcha y de dirección en el volante, los ojos miran sin cesar por los espejos…. Pero no te mueves. Imposible huir, porque supondría dejar el coche allí mismo y esperar a que cesara el atasco. Por eso hay gente que en los atascos se cambia constantemente de carril (lucha) o decide salirse por la primera salida y hacer muchos más kilómetros en rutas alternativas (huye).

Ruidos excesivos nos hacen sobreestimular uno de nuestros 5 sentidos, y agudizar los otros 4. Por eso nos duele la cabeza. Nuestro oído lucha por oír por encima del ruido, y el resto de nuestros sentidos se esfuerzan (sobreesfuerzan) compensando la falta de oído estando alerta por si hubiera alguna situación de peligro que detectar.

En cuanto a la excesiva carga de trabajo, para nosotros es el mejor ejemplo para explicar todo esto. Cuando te encargan una tarea con muy poco margen de tiempo, pero que te ves capacitado para cumplir, el estrés agudiza tu ingenio y tu cerebro es capaz de crear muchos más pensamientos que en ningún otro momento del día. Incluso el movimiento de tus dedos sobre el teclado del pc se perfecciona y eres capaz de dar más pulsaciones por minuto de las que creías que podías escribir. El estrés se pone de tu lado y te ayuda a rendir más. LUCHAS. Recordemos que esto no es un problema siempre que la situación no se prolongue en el tiempo. En cambio, si de partida ya sabes que no vas a cumplir los plazos, tu cuerpo sufre, porque sabes que luchando perderás la batalla, y huyendo perderás el empleo.

Voy a poner un ejemplo de ansiedad típico de estos desafortunados tiempos que corren. Has oído que hay recortes en la empresa. Tienes miedo de que tú seas el siguiente. Temes que perder el empleo suponga disminuir tu calidad de vida y la de tu familia, que tendrás peor imagen socialmente, y que tú, preparado para LUCHAR/TRABAJAR, tengas que conformarte con no poder hacer nada. Todo eso no ha sucedido, pero tu cuerpo ha empezado a prepararse para ese suceso, que quizá nunca llegue a suceder.

¿Qué sucede cuando tu cuerpo, preparado para hacer frente a un peligro, no puede ni huir ni luchar? Que SE INTOXICA

¿Cómo podemos poner freno a este problema?

Aquí os voy a dar otro punto de vista a las soluciones más empleadas en la medicina contemporánea, a fin de haceros pensar.

Desgraciadamente, los médicos tratan enfermedades, no pacientes. Si esa intoxicación en tu cuerpo te eleva la tensión, te ponen a dieta, te recetan pastillas y listo. Si te produce una úlcera, te tratan la úlcera. ¿Dolores de cabeza? Analgésicos. ¿Insomnio? Tranquilizantes.

Lo ideal sería que en primer lugar se buscara el origen de esa patología, para remediar la CAUSA y no la CONSECUENCIA. Este punto es muy importante porque, de no hacerlo así, la intoxicación saldrá por otro lado. Es como poner parches a un neumático viejo… De hecho, no es raro que tras solucionar, por ejemplo, los problemas de tensión a través de pastillas, aparezca hipotiroidismo, colon irritable o tics nerviosos… Y así, podemos tener a un paciente con toda una gama creciente de patologías (eso si, todas muy bien tratadas), pero sin mejor solución que la de tratar su estrés.

Por eso, y para concluir por hoy, os voy a contar algunas cosas que debéis hacer para superar el estrés. Lo más importante es usar la INTELIGENCIA EMOCIONAL. Como comenté en posts pasados, es necesario dedicar unos minutos diarios a “ordenar” la cabeza, a priorizar, a entender el porqué, a anticiparse, a gastar más tiempo en pensamientos felices y menos en los menos felices. Esto hay que entrenarlo a diario, tal y como os comenté.

Como apoyo para liberar la tensión acumulada hay gente que tiene la sana costumbre de salir a correr o ir al gimnasio antes/durante/después de la jornada laboral. Esto sustituye ese momento de LUCHAR/HUIR surgido en casa, en la oficina, en la calle o en un bar, y que has acumulado en tu interior. Una dieta sana te ayudará a dormir mejor y a pensar mejor. Y sobre todo RESPIRA. Seguro que miles de veces tienes la sensación de que estás usando sólo el 20% de tu capacidad pulmonar, y de que la parte alta del pecho y todo el cuello te van a estallar. No es la corbata la que te aprieta. Es el estrés. Respira hondo por la nariz, siente como tu pecho coge tanto aire que podría reventar, y suéltalo por la boca despacio pero con fuerza, casi notando como al pasar te raspa la garganta. En otra ocasión os contaré otros ejercicios para hacer en la oficina de manera disimulada.

Para concluir, os cuento que hace tiempo conocí en un aeropuerto al Dr. Horacio Verini. Es un gran médico argentino y un gran maestro en todo lo relacionado con el estrés. Os recomiendo su libro "Plántale cara al Estrés", con el cual disfruto y aprendo cada día más.

Respira, respira, respira, respira, respira……

jueves, 2 de febrero de 2012

EL COMERCIAL PERFECTO


“Le haré una oferta que no podrá rechazar”
Vito Corleone

A veces no basta con producir mejor y/o más barato que la competencia. En la mayor parte de los casos, el factor más importante para aumentar la venta de un producto se halla en el Plan de Marketing que se le asigna.

Vamos a dejar al margen la nueva ola de Social Media, porque por su especial relevancia quiero dedicarle un post entero. Me voy a centrar en la piedra angular del marketing clásico: El comercial.

El trabajo de un comercial puede impulsar o hundir el esfuerzo de toda una organización, así que debemos dejar de verles como uno más en la cadena productiva. Debe cobrar especial importancia en nuestra organización.

Tenemos tendencia a pensar que comerciales son sólo aquellos que trabajan de cara al público en suministros y comercios. Pero quizá sea la profesión más extendida de España, ya que cualquiera, realice el tipo de actividad que realice, termina vendiendo su producto, servicio, idea, etc. bien de manera interna en su propia organización o bien a clientes externos. Todos debemos desempeñar una labor comercial, sea cual sea nuestro puesto. Puede serlo el recepcionista de las oficinas (vende la primera imagen de la empresa), y lo es el Director General cuando tiene que cerrar un contrato multimillonario.

Si quieres ser un buen directivo debes ser el mejor comercial de la empresa: debes vender tus productos, tus ideas, tus decisiones, y sobre todo, debes ser capaz de reconocer a otro buen comercial para colocarlo en el puesto adecuado.

Aun así, después de todo lo escrito, en este post nos vamos a centrar en el comercial puro, o técnico comercial. Es decir, aquél cuyo cometido fundamental es vender. Y teniendo un cometido tan característico, sobra decir que no vale cualquiera para ocupar un puesto así. Supongo que ese mismo razonamiento lo has tenido en multitud de ocasiones al entrar en algún comercio y preguntar por un producto…

Pues bien, para identificar, contratar, ubicar y potenciar al comercial perfecto, debemos identificar en él (o ella) las siguientes cualidades principales:

- Conocedor del producto. Debe ser técnicamente perfecto. Debe conocer los puntos fuertes y puntos débiles de lo que vende, para poder facilitar asesoramiento técnico al cliente facilitando sólo la información útil para completar la venta. Esta cualidad se desarrolla en personas rigurosas, con un alto grado de profesionalidad y grandes dosis de curiosidad.
- Inteligente emocional. Debe saber empatizar con el cliente, para identificar exactamente sus necesidades y darles respuesta. El cliente tendrá la sensación de que le comprenden a la perfección, lo que creará un vínculo de confianza con el comercial. Como ves, hablo de ser empático y no de ser servicial. Nunca debe olvidar cual es su motivación máxima: vender el producto. Cuantas más veces, mejor
- Competitividad: Sólo así conseguirás tener un comercial que quiera superarse a sí mismo independientemente de los incentivos que le ofrezca la empresa. La competitividad es una cualidad presentada en personas ambiciosas (ojo, la ambición controlada y escrupulosa no es un defecto sino una virtud. Le diferencia de gente conformista).

Con estas 3 cualidades principales se desarrollan todas las demás. Por ejemplo: La honestidad en marketing se desarrolla desde la inteligencia emocional, y consigue fidelizar clientes, ya que mintiendo sólo conseguirás esa venta, y fidelizando podrás obtener una cartera de clientes más o menos regular. Planificador, negociador, creativo, son cualidades secundarias derivadas de las anteriores.

El respeto, tanto a clientes externos como a internos (compañeros), es una cualidad que debes exigir a cualquier trabajador, independientemente de la ocupación, al igual que la educación. En cambio, la educación como tal no es siempre tan necesaria para un comercial. Me explico. No es de extrañar que un buen comercial deba utilizar palabras soeces para adaptarse al lenguaje del cliente, ya que a mayor identificación, mayor posibilidad de éxito. Eso no quiere decir que no sea una persona educada. Digo que no se comporte educadamente con el cliente. De aquí se deriva que la educación con el cliente forma parte de la inteligencia emocional, ya que la versatilidad resulta fundamental para adaptarse a cada tipo de cliente.

Para concluir, un detalle importante. Deja participar a los comerciales en la elaboración del Plan de Marketing. Ellos son los que mejor conocen a los clientes, y seguro que te pueden aportar ideas interesantes.