“No es
inteligente el que sabe hacer muchas cosas, sino el que sabe qué hacer en cada
momento”
Hace
más de 15 años que Daniel Goleman publicó su libro “Inteligencia Emocional”, y
pareció que había descubierto el secreto de esa bebida refrescante, oscura y burbujeante que tanto gusta sola o
acompañada (me he propuesto no publicitar marcas en el blog, y por el
momento lo cumplo…). Pero lo cierto es que en el primer cuarto del siglo pasado
Edward Thorndike ya definió su Inteligencia
Social como “la habilidad para comprender y dirigir a los hombres y
mujeres, muchachos y muchachas, y actuar sabiamente en las relaciones humanas”.
Aquí
no vamos a dar un curso de INTELIGENCIA EMOCIONAL. Os digo más. Olvidad la
definición que acabáis de leer y todo lo que creéis saber sobre este tema. Sólo
quedaos con 2 términos asociados del anterior párrafo: Comprender y Dirigir.
Y
ahora vamos a introducir otra palabra fundamental para la gestión de equipos de
trabajo, y por ende para la Dirección de una empresa: MOTIVACIÓN. No os dejéis
engañar por la terminología. No estamos hablando de que los trabajadores
sonrían más. No olvidemos que nos pagan por dirigir, no por hacer amigos. Esto
va de que una persona motivada rinde 3 veces más que una en un estado normal, y
mejor (Cantidad y calidad). Y además, sonríe más.
El
primer paso para poder motivar a alguien es conocerle, pero para eso, es mucho
más necesario conocerte a ti mismo. Sabes todo lo que haces pero, ¿te has
parado un instante a pensar por qué lo haces como
lo haces? Seguramente no.
Os
recomiendo un ejercicio que pongo en práctica diariamente tanto en mi vida
profesional como personal. Cuando hay algo negativo que me afecta (me irrita o
me entristece), me paro a pensar por qué realmente estoy reaccionando así. No
hablo del típico “Yo tengo razón”. Hablo de mirar un poco más en el interior.
¿Por qué me he enfadado tanto? ¿Ha sido una reacción proporcionada al daño? ¿Es
un tema delicado para mí? ¿No es la primera vez que me pasa eso y por eso me
enoja? ¿Tengo algo pendiente con esa persona que no he aclarado y que me afecta
a la relación que tengo con ella? No subestiméis este razonamiento. Esto que os
acabo de soltar entre líneas es la CLAVE DEL ÉXITO PERSONAL, en cualquier
ámbito de la vida.
¿Por
qué? Sencillo. Este tipo de razonamientos te lleva a analizar todo tu
comportamiento (repito, profesional y personal), te hace sacar conclusiones
sobre tu actitud, te permite conocer mejor tus puntos fuertes y tus punto
débiles (oportunidades de mejora, para no herir) y te hace anticiparte a todas
tus reacciones. Podrás controlar una negociación porque sabrás cómo vas a
reaccionar y cambiarlo sobre la marcha… ¡¡¡¡Y el segundo paso será saber cómo
reaccionará el otro y adelantarte!!!!! No puede ser mejor. Beneficios en el
trabajo y en casa.
Alguno
de vosotros estará pensando que no tiene tiempo para este tipo de tareas, que
bastante tiene con seguir leyendo esto y que ya
ha trabajado la cabeza durante su experimentada vida. Os daré un dato: la mayor
parte de los directivos españoles hemos dedicado el 100% de nuestra formación
académica a conocimientos técnicos, y NADA a nuestros conocimientos
conductuales. Dicho de otro modo, llevamos toda nuestra vida montándonos un
Ferrari por piezas, y no nos hemos molestado en sacarnos el carnet de conducir…