Uno es para siempre responsable de lo que domestica
Antoine de Saint-Exupery
Todo el mundo tiene claro que la misión de un jefe es mandar.
Pero mandar, ¿qué es?
Vamos a comprobar qué piensas. Tienes 10 segundos para
imaginar a un jefe trabajando (si tienes, no vale el tuyo). Puedes empezar…
[Si no has imaginado nada, deberías ver menos la televisión]
Algunos imaginan a un jefe dando órdenes con temple, otros
gritando, otros regañando a los trabajadores y quizá alguno haya imaginado a un
jefe sentado sin hacer nada porque ha delegado toda su tarea…
¿Alguien, ante un ejercicio de imaginación tan sencillo como
el anterior, imagina a un jefe motivando a su equipo, protegiéndolo de
agresiones externas, defendiendo el trabajo que realizan y asumiendo como
propios los errores de sus subordinados? Porque un jefe es todo eso.
Corrección: debe serlo.
Los llamados puestos de responsabilidad no están únicamente
para marcar la dirección a seguir. Ése es el gran error de muchos de ellos. En
el sueldo de un jefe va implícito responsabilizarse de todo lo que tenga por
debajo jerárquicamente: objetivos, resultados y personas. Sí, personas también.
Eres responsable de tu gente, de manera que si uno está triste o enfadado,
debes hacer por mejorar su estado personal. Porque es eso lo que hace un líder:
liderar. Y eso no se puede delegar.
Pero nos gusta llamarlos puestos de responsabilidad para
denotar que tenemos responsabilidad a nuestro cargo, o puestos de dirección para indicar que dirigimos (que mandamos). Son medallas al mérito que nos
colgamos en el Currículum o en el cartelito de la puerta del despacho, pero que no sabemos
(o no queremos saber) lo que realmente significa.
Ante un error de un subordinado, el primer paso de un “jefe
tradicional” (vamos a llamar así a quien busca mandar y no liderar) es
culpabilizar al subordinado ante sus superiores, y a continuación reprender (o incluso
despedir) al empleado en cuestión. Y aquí es donde vamos a encontrar las
diferencias entre un culpable y un responsable. Vamos a ver qué dice el
diccionario:
- Culpable: Se dice de la persona a quien se imputa una acción u omisión ilícitas por haberlas cometido de forma deliberada o con negligencia de sus deberes.
- Responsable: Obligado a responder de algo o por alguien
De manera que ante un error laboral, se puede diferenciar
entre quién es el culpable y quién es el responsable.
¿Y cómo actuaría un líder ante un error de un subordinado? En
primer lugar, fuera de su área de influencia nunca hablará de culpables. Esto
quiere decir que ni sus jefes ni terceros sabrán quién ha cometido el error. Eso es algo que arreglará en la intimidad con el empleado, buscando el origen del error, desarrollando planes para solventarlo en común y motivándolo para que no lo repita. En
cuanto al responsable, él asumirá las consecuencias del error, porque él es el
responsable de su equipo (repito: de los objetivos, de los resultados y de las
personas). Es posible que en algún caso, asumir esa responsabilidad le cueste
su puesto (por dimisión voluntaria o por cese). Eso es responsabilidad, y eso
es liderar. Y ese riesgo es parte del sueldo de un jefe. No cobramos más por
saber más que otros, ni por tener más experiencia, ni por llevar más años en la
empresa. Los puestos de responsabilidad deben cobrar más precisamente porque
tienen más responsabilidad. Se puede explicar fácilmente por dos pirámides:
En la primera se ve la estructura jerárquica tipo de una
empresa. Los directivos están en su vértice superior, indicando, al estar más
arriba, que jerárquicamente están por encima del resto y, al estrecharse el
ancho, que hay menos personas en ese tipo de puesto. El desempeño de esa
estructura se explica con una pirámide invertida, donde el mayor ancho en los
puestos directivos indica más responsabilidad
(y más dinero, si quieres verlo así).
Si te fijas, la pirámide invertida parece un paraguas. Ésa es
la idea, “si llueve, los de más arriba tapan a los que están por debajo”
Piensa si eres el jefe que te gustaría tener.